La familia es la familia. Y los amigos son los amigos. Pero ojalá se mezclaran más seguido, ¿no? Quiero decir... Tengo primos de meses, de un año, de seis, de nueve, de trece, de quince, de veinte. A todos los quiero inmensamente, todos forman parte de lo que soy y todos son primos cercanos que al verlos me brillan al menos un poco los ojos. También tengo amigos: uno, seis, nueve, trece, quince o veinte. A todos los quiero inmensamente, todos forman parte de lo que soy y todos son amigos cercanos que al verlos me brillan al menos un poco lo ojos. Pero me encantaría, ¡ay! a-do-ra-rí-a, que algún amigo deje de ser un 'casi-primo' y que algún primo deje de ser un 'casi-amigo' para transformarse en una confusa unión de amistad y fraternidad. Porque nada sería más fantástico que contar con un primo o una prima para salir de compras o ver películas algún domingo lluvioso en un sillón con gran cantidad de frazadas, y todos saben lo increíble que sería tener amigos, grandes amigos que se conviertan en hermanos infaltables y que no sólo existan para salir de compras o ver películas algún domingo lluvioso en un sillón con gran cantidad de frazadas, sino también para compartir cenas aburridas y convertirlas en maravillosas breves experiencias.
Lamentablemente me encuentro muy alejada de la primera idea, ya que mis parientes tienen ideas y diversiones y aburrimientos y maduraciones muy distintas a la mía. Afortunadamente me encuentro muy cerca de la segunda idea, ya que mis amigos tienen ideas y diversiones y aburrimientos y maduraciones perfectamente compatibles con la mía y disfruto mucho de los momentos a su lado; cualquier minuto realmente se convierte en una maravillosa breve experiencia. Por supuesto, no me quejo de mi familia ni mucho menos. Son lo mejor que tengo, lo que mejor me sostiene y lo que en la vida más aprecio. Pero repito, sería TAN agradable poder llamarlos amigos...
Sé que soy terriblemente contradictoria pero ahora mismo me surge escribir lo siguiente: todos aquellos a los que nos es posible confiar en personas como nuestra familia y nuestras amistades, (y más aquellos que pueden simplificar ambos aspectos en uno, como yo deseo) debemos sentirnos profundamente agradecidos. No sé con quién, quizás con ellos, quizás con la entidad superior en la que crean, quizás con los simios que se transformaron en nosotros, quizás con los ovarios y espermatozoides o quizás con los beatles, pero que debemos estar agradecidos, lo debemos.
Sugiero que olviden este texto porque, en este instante en que terminé de escribirlo, pienso que es una gran idiotez. Pero necesitaba escribirlo.
1 comentario:
Hola, descubrí el blog!!! esta muy bueno y que importa que nadie lo lea, lo importante es lo que escribìs, aparte como no me creo en la categoría de NADIE, a partir de ahora vas a tener a alguien que periodicamente lo lea, así que actualizalo!!!
De mas esta decir que me divierto con tus escritos así que no me prives de ellos!!! los esperaré como la rosa al Principito. te quiero.
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