dice que dicen que lo más importante es ser uno mismo. también dice que un montón de enero con resaca y además una pandilla de jóvenes en la calle, todos robamos, esposas bancos corazones todos robamos. un montón de vagabundos que se susurran en el soplo de la noche: demos vuelta el panorama, que el horizonte nos cuelgue del pescuezo y los tiradores se nos atraganten a mitad del ombligo. entretenido, ¡tentador! todo oyendo esta avalancha de música extraterrestre se vuelve un poco ocioso. ¿qué hay con la poesía? acaso un insecto alegre, acaso un trozo de lo que no pudo ser. para mí se conjuga con todo lo confuso que habita en esa punta arriba a la izquierda de la mente, sí, esa que nos mantiene en la cima de iceberg más alto, contra toda la corriente del viento y de la sal. qué sé yo, uno escribe sin acabar de pensarlo y se vuelve un libro sin final. a veces podría decirse que los párrafos persiguen a los desdichados que se olvidaron de cerrar la ventana de la cocina. ¡vamos, profetas! tampoco se vuelvan paranoicos, resístanse a la caída del estante de la biblioteca. después de todo, un par de tomos en el suelo no es más que un tropezón una mañana de noviembre- entonces, cuando se sientan a beber café frente a la película de las almas. un montón de gente cruzando la avenida, la avenida contenida en el balcón, apenas un puntito aparte en la novela de sus vidas. debería ser más sencillo huir del destino, acurrucarse durante un rato en el margen de la historia, volverse caricaturesco, cuasi-cómico, olímpico y transparente. estaría bien poder barrerse un rato. pulirse. zambullirse en el balde, después. terminar en la cama del vecino. que todo el tiempo sea encerrado en una esfera, de una vez por todas, que se detengan esos amagues pobres de los relojes. a quién se le ocurre, a quién se le ocurre. un tanto por imagen, otro tanto por respeto, y un poquito por orgullo, los alrededores se encogen cuando intento descubrir quién olvidó apagar la luz prendida en mi habitación. quién la prendió en primer lugar, si yo quería seguir durmiendo entre sábanas de nada. tengo tanto de cursiva. COLOSAL, EXTRAORDINARIO. ¡hay que exclamar de vez en cuando! gritarle de frente al camino, desprenderse de la ropa sucia manchada agotada de sudor de culpa de estrategia. divorciarse de las barreras. disociar. desahuciar. secarse la gota de la frente, desembotellar la esperanza y acorralar al futuro, soldarlo contra un puente y dejarlo ahí, ahogándose, empañándose los ojos. mientras tanto, es preferible abrir la puerta de un bar y acercarse a la barra, consentir un whisky on the rocks y sonreírle a los que miran atónitos desde la vereda: a esos abstemios de prosa y aire.
(nota al pie: no es bueno prender la canilla y poner un tapón. y mucho menos olvidarse.)
(nota al pie: no es bueno prender la canilla y poner un tapón. y mucho menos olvidarse.)
1 comentario:
Vengo a comentar que me abstraí del mundo unos quince minutos para leer con mucha atención y repetidas veces este texto, y que me encantó, que definitivamente tenés algo, me fascina como escribís, y de paso te comento que quiero que vuelvas, porque estaría bueno verte . Gracias por las palabras ,
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