es divertido saber que ya no duele
la madrugada,
que un fibrón basta para alentar
la brisa,
oírte entre sombras verdes
y notar que la marea es más nuestra
de lo que fue nunca.
sí, definitivamente basta
esta parcela de viento para hallarte
entre mis brazos,
aún inexistente,
con la esperanza de resguardarte
de tanto frío,
de tanto espacio
que hace añicos.
ya es fácil reconocer
que según tus tiempos
se rige mi vida, ya
no es confuso, ni siquiera débil
afirmar el parasiempre
de nombrarte
entre todas mis caricias.
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