viernes

qué ganas de pellizcarte, de tirarte del ombligo y sonreírte en la oreja, que escuches cómo mis dientes chillan de ternura, ganas de pintarte una puerta de colores y asustarte, que corras a mi cama y te rompas en llanto, abrazarte acunarte acariciarte, es eso más que nada, ganas de acariciarte hasta que se me deshagan los dedos, darte mi energía contenida en una cajita con canciones graves, acústicas, un gordo gritón con un moñito, una pava repleta de flores; un punto y coma que te dé el aire suficiente para cruzar la calle, que te escoja y te acoja, una alternativa en un día lluvioso, colores pastel chorreando sobre la vereda, un semáforo cubierto de venecitas. tengo ganas de un montón de imágenes, es fácil imaginarlo si sabés cómo soy yo, siempre hay algo más de lo que darme cuenta, un golpe nuevo en la cabeza, caerse de una butaca y reír, tirar la cortina de un baño sin querer, arrodillarse en un charco de caramelo derretido, son todas cosas que pasaron y van a pasar, como que viajemos dentro de un torbellino salvaje, choquemos contra el muro de las despedidas y sepamos endulzarlo, nos enredemos en un mundo de sábanas y arena y no nos abandonemos nunca, como que algún día sea yo la que te sonroje y seas vos el que me despierte.
¿cuándo pudiste venírteme tan cerca, caracolito?

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