acá
sentada en la silla
minúscula de siempre
devorando
las historias de la noche
me quedo
armada con una esperanza
de hormigas
que se yergue
sobre el pucho
de la procrastinación
el mismo puchito
de la muerte y de los
salvatajes
de los rastrillos que remueven
las honestidades
de las ideas
que no tienen forma
porque se ajustan
demasiado bien
a la realidad
de los fenómenos del tiempo
que se acaban antes
del acontecer
propiamente dicho
del matecito a mediatarde
con su bombilla
sorbedora de nostalgias
y
el mismo puchito
que se prende en la puerta
del bar
antes del intento napoleónico
de una conquista atropellada
acá
me quedo sentada
escribiendo esto
con olor a ceniza
en la misma sillita
diminuta de siempre
con los mismos dolores
con la misma muerte
la del pucho
la de las promesas
la del viaje hasta el no mundo
me quedo escribiendo
sonrisas desbaratadas
para leerlas
y que se construyan
pero ustedes
esto
lo pueden leer
como quieran
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