aunque no me guste el arroz con leche
ni sepa zambullirme bien en las piletas
me permito decorarte
con la vicisitud de mis virtudes,
como jugando con palabras parecidas
y diciendo
que en las ranuritas de mi empeño
te resguardo, te contrapongo
a mis ausencias y te enfrento
al cubículo moral de mis encierros
para que me salves, para que
me abras el portón a lo sano y a lo
insoportable:
para que elijas un color y me pintes
una bicisenda sobre el pelo:
para que puedas derramarte sobre mí
y saltearte los semáforos
sin que el día te persiga
ni se hagan crema los helados.
martes
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1 comentario:
me re gustó este, abri
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