sábado

beat

estuvimos viajando por praderas estériles
donde sólo había cráteres y donde el rocío
no caía nunca por la noche. nos acurrucábamos
en las tabernas de pueblo y tomábamos
vodka hirviendo, teníamos charlas insólitas
con la pobreza y descansábamos
cubiertos por la desesperación
y el aburrimiento; el sol nos golpeaba la nuca
y andábamos siempre chorreantes, siempre sedientos
con las mochilas vacías, con los pies enterrados
en paisajes muertos.

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