toneladas de estruendo que nos entumecen las narices
movimientos tentativos hacia el tumor del océano
y un gemido que excita al lobo más cercano
de repente
esa voz
con su fuerza
inmutable.
el sonido
suave, diminuta
víspera del
día de todas
las canciones.
todos los mares del cielo se cayeron de una vez
sin pensarlo, saciándose las ganas de verterse
y un gemido,
el mismo que siempre
llamó al caníbal.
fue el primero que tuvo la valentía
de mirarme con todos mis horizontes
y no sólo eso, sino que además
se volvió cien veces hacia el mismo
rostro escondido.
seguidilla de acordes encerrados en un mismo instante de ferocidad nos atornillaron al alma la melodía de las noches.
fue como calzarse unos auriculares y deshacerse de toda la carne.
el ritual interminable de callarnos la boca
así, con una bocanada de humo
y esos pasos nuevos que nos cautivan la esperanza
la cultivan hacia adentro
y nos cercan la ilusión de poder sobrevivir.
- qué fue
ese sismo
ese maremoto
esa bandada de gaviotas
qué fue
el pasar de esos tacos altos
la mirada endurecida
el color chillón
qué fue
lo que pasó
con la niña que dejé
en tus brazos
qué fue
de mi pequeña estación
de verano.
de pronto todos los complejos se articulan
en una misma explosión inoxidable.
supimos cómo
apagar el fuego.
2 comentarios:
Sabés qué? tengo que aprender tanto de vos, pero tanto que no me alcanza el mundo para decirlo.
Tengo, también, que aprender a tocar un instrumento, pero eso es otro tema.
Mirá, al fin me animo y te hablo de blog a blog, jaja, es tan vos esto,es tan lindo, que me provoca abrazarte, y lo peor es que no puedo .
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