a gabriel,
que es siempre mi jardín vecino
en estos lugares asfaltados
que es siempre mi jardín vecino
en estos lugares asfaltados
porque sos vos el que tiene
esa semilla de donde salen los colores,
ese corazón cítrico que se exprime a sí mismo
y se vuelca en la risa, que se infiltra
en el infortunio de otro
para desmantelar la tristeza,
para crear acepciones nuevas
a la brisa, a la serenata de una mañana de enero
cuando los árboles todavía se animan
a dar sombra, a crecer sobre huellas secas
y generar la vida. te escribo porque
te extrañé. porque tengo todo este amor entre manos-
todo este reconocimiento, esta nostalgia y
por sobre todo este aroma a cuento viejo,
y el calor me golpea en la nuca
para que lo suelte, para que te lo eche encima
como una de esas lluvias
donde quizás te acompaño
entre pisadas violetas y charcos temblorosos,
donde me ves girar y te digo
que me aplastás con la mirada, que
lo dejes, que soy chiquita; yo te llevo siempre
en mi bolsillo izquierdo, donde se acumulan
mis mejores gestos, los abrazos que me dieron
y esas historias que hay que contar
para que vuelvan a inventarse:
te llevo siempre
donde se crían los valores de los hombres
pero también donde se deshacen
cuando tocan la arena y perciben el mar.
hoy te escribo a vos
porque sos vos el que tiene
esa semilla de donde salen los colores,
semilla donde nace mi refugio
y me dibujo, donde nos cultivamos
y nos entregamos el sol
cantando por los poros.
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