basta;
quiero dejar de sentir tanto
en esta corniza del día
que me aplasta el espíritu,
voy a caminar por el barrio
hasta que las veredas se desdoblen
en senderos, voy a beberme todo el sol
y los ruidos devastadores de la calle
para que no quede otra cosa
más que mi sentencia:
aquí soy de nuevo,
tomen mis pies pequeños y
llévenlos al fondo de la espera,
recorran las líneas de mi mano
hasta que encuentren el sueño
y los abismos de mi imaginación estancada;
soy un objeto del mundo
y quiero ser admirada por el suelo,
quiero que los vértices de esta tierra
aparezcan en los surcos de mis ojos
y se pierdan en mis lágrimas;
aquí soy de nuevo,
vengan y átenme a la certeza de serlo
para que la brisa fresca de la tarde
no me lleve al fondo de mí misma,
donde dejo de ser para invertirme
y reducirme a un cuenco de cenizas.
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